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La situación climática en España y en Europa está llegando a un punto alarmante, ya que las temperaturas suben cada año y la sequía sigue creando un estrés hídrico a muchos países. Las conclusiones que se extraen del Informe sobre el Estado del Clima en Europa en 2022 son preocupantes, pero es que, además, coinciden con temperaturas elevadas en la recta final del mes de abril.
Si echamos la vista hacia atrás, ¿qué aspectos climáticos marcaron el 2022? Un calor extremo y una sequía intensa. Los datos nos indican que fue el año más cálido jamás registrado. Aun así, si nos centramos únicamente en los meses de verano, se trata del más caluroso desde que existen registros fiables.
Además del calor extremo, se detectó que la concentración en la atmósfera de los principales potenciadores del cambio climático llegaron a sus niveles máximos. ¿Cuáles son estos potenciadores? Por ejemplo, los gases de efecto invernadero. Estos gases conforman un elemento positivo al absorber la energía infrarroja del sol, sin embargo, su aumento se puede traducir en un aumento de la temperatura global del planeta.
¿Analizamos esta situación de emergencia climática? ¡Vamos a ello!
El planeta, en general, se ha calentado en torno 1,2 grados Celsius respecto a los niveles preindustriales, antes de 1850. Si nos centramos en Europa, este aumento de la temperatura llega a los 2,2 grados. ¿Por qué establecemos está época preindustrial como punto de comparación? Porque fue el momento en el que la sociedad comenzó a usar combustibles fósiles a gran escala.
¿Cuáles son las consecuencias de este aumento de temperatura? ¿Supone que ha hecho más calor en las épocas de verano? La primera consecuencia es que cada hay una mayor sucesión de olas de calor y, además, cada vez se presentan antes. Por ejemplo, durante el mes de abril se van a alcanzar temperaturas cercanas a los 37 grados en algunos puntos de España, algo inusual en esta época del año.
Esta emergencia climática nos deja grandes sequías, y es que puede ser que tengamos problemas en cuanto al suministro de agua si no cambia drásticamente la situación. ¿Quiénes van a ser los principales afectados? Los agricultores, que se va a ver obligadores a reducir su producción agrícola y a ver cómo se quedan prácticamente sin trabajo. Aun así, es una actividad que no puede sostenerse sin agua.
En España hay muchos embalses que no llegan ni al 30 % de su capacidad. La situación en la cuenca mediterránea es preocupante, y es que pueden llegar a haber grandes problemas de suministro de agua. Necesitamos agua, pero la crisis climática que se nos viene se traduce en unas menores precipitaciones y unas temperaturas más altas.
Estamos en una situación de estrés térmico. Y es que cada verano se rompen todos los récords de temperaturas, reflejando una tendencia al alza que preocupa al mundo entero. Según los científicos nos encontramos ante un fenómeno denominado “El Niño”, que supone un aumento de la temperatura en determinadas zonas del Océano Pacífico.
¿Qué pasa si suben las temperaturas en el Océano Pacífico? Que se producirá un aumento de las temperaturas globales y empeorarán los fenómenos externos. Lo que no está claro es cuándo empezaremos a notar los efectos de “El Niño”. Lo que sí sabemos es que la última vez que nos visitó, entre 2014 y 2017, se alcanzaron los registros más cálidos hasta el momento, teniendo en cuenta la media anual.
Las grandes ciudades son las que peor pasarán este calor extremo, ya que no están preparadas para lidiar con altas temperaturas. Numerosos expertos indican que las grandes urbes deben de realizar una serie de cambios para adaptarse a la situación que atravesamos. Por ejemplo, apostar por más zonas verdes y menos asfalto. ¿Qué tiene que ver el asfalto? Básicamente, absorbe todo el calor durante el día y lo emiten por la noche, subiendo la temperatura.
Otro aspecto que impide la correcta circulación de aire en las ciudades son los edificios, ya que hacen de pantalla y evitan que ese calor salga. Por otro lado, existe una gran circulación de coches y aires acondicionados en marcha, lo que también hace subir las temperaturas. Puede que existan ciudades en las que el aumento haya sido de 10 grados Celsius.
¿Y cómo contrarrestamos este calor? En las ciudades se necesita de una mayor cantidad de árboles, ya que la vegetación es un aspecto que puede reducir las altas temperaturas. Por otro lado, se necesita de más agua y de menos asfalto. ¿Y qué se está haciendo en España? Se están incrementando los espacios verdes y se están transformando los edificios públicos en refugios contra el calor.
En cambio, en muchas localidades se están cambiando las calles de adoquines por calles de asfalto, lo que genera el efecto contrario. ¿Qué más se podría hacer para bajar las temperaturas en las grandes ciudades? Introducir techos y paredes verdes, reemplazar el asfalto por otras superficies más permeables. Al final, favorecer el correcto desempeño de la naturaleza.
Cada comunidad autónoma está ideando una serie de medidas para hacer frente al calor extremo. Por ejemplo, la de impartir clases fuera del aula y a la sombra, en Madrid. En Barcelona se prevé contar con 200 infraestructuras que hagan la labor de refugios climáticos. Básicamente, se tratará de edificios dónde la temperatura se encuentre a menos de 26 grados. Por último, en Sevilla se preparan con la colocación de toldos que aporten sombra a los turistas y al resto de ciudadanos.
Como hemos mencionado anteriormente, una de las soluciones puede estar en redistribuir los elementos que nos encontramos en las ciudades y en construir de manera consciente y sostenible. Hablamos de colocar más zonas verdes en las ciudades, de utilizar mejores materiales y de construir casas acordes a la situación de cada territorio.
Sin duda alguna, hay otra serie de cuestiones como la popularización de las energías renovables, en contra de las energías tradicionales, que pueden conseguir reducir este cambio climático. Así, como sociedad, nos toca incorporar distintas acciones hasta conseguir revertir este calor extremo.
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